Eran seis y pedimos la hora...
Ajustada victoria ante el Atlético Gachupín (3-2) que supone la tercera victoria consecutiva de la Morita-TVS 1860. La victoria permite escalar alguna posición más en la tabla y sobre todo maquillar un poco una temporada de resultados y sensaciones malas. El factor clave del partido fue la escasa presencia de efectivos “gachupines”, tan solo eran seis.a dejando un poco más adelantado a su delantero tanque. La Morita tocaba fácil e intentaba abrir campo con dos jugadores bien pegados a banda para explotar la inferioridad del rival. Las ocasiones llegaban pero no fructificaban sobre todo con disparos lejanos desde la frontal pero el empate vino rápido, una internada de Dani por la banda derecha le permite colocar un balón rasito en el corazón del área que Carid remató de primeras haciendo imposible cualquier reacción del portero. El tiempo pasaba y el guión no variaba. En una jugada parecida a la del gol del empate Dani vuelve a penetrar por el lado derecho y coloca otro buen centro que Ozo está a punto de aprovechar, pero el balón se le va pegado justito al primer palo. En los últimos minutos del primer acto La Morita empezó a perder un poco el control del encuentro, las jugadas por banda escaseaban y el juego por el centro comenzó a intensificarse para alegría de los “gachupines” que se veían más protegidos y aprovecharon algunos pases mal ejecutados para montar alguna contra peligrosa pero mal definida. El descanso fue una buena noticia para refrescar ideas en el conjunto “travieso”.
La segunda parte parecía una continuación del primer acto, la Morita incidía en jugar por el centro. El desborde por banda era escasísimo y el embudo que se estaba produciendo era de traca. BM 10, haciendo funciones de “coach”, se desgañitaba en banda para que el equipo abriese campo. Una cesión de la defensa “gachupina” al portero fue el mejor regalo que le pudo caer a La Morita, una falta cobrada al borde del área que Quitos aprovechó para disparar fuerte y colocado estableciendo el 2-1. Con el marcador a favor el estado de cierta ansiedad que estaba sufriendo La Morita bajó revoluciones y propició que el equipo jugase con tranquilidad cambiando la bola de banda a banda y congelando el partido y así provocar que el rival saliese un poco de su cueva con la idea de aprovechar algún espacio a sus espaldas. Fueron minutos fáciles, de control y tranquilidad que se certificarían con el segundo gol de Quitos en una jugada embarullada con algunos rechaces. Quedaban poco más de 10 minutos para aumentar el marcador, pero en una jugada aislada un jugador rival se va con potencia de un par de jugadores traviesos cruzando el campo y llegando al área traviesa en dura pugna con Iván, que en un ligero forcejeo y que el “gachupín” llegaba madurito tras la carrera emprendida, cayó en el área. El árbitro no lo dudó y señaló penalti. Su delantero tanque (tipo Jan Koller....pero con pelo!) ejecutó con sobriedad la pena máxima engañando a Ozo, que en el segundo tiempo ocupó la portería. A partir de ahí a la Morita le entró un ataque de pánico, un miedo a fracasar notable. El partido invitaba a retener la bola pero el equipo se deshilachó y perdió el control. En esos momentos de zozobra máxima Ozo sostuvo al equipo con providenciales intervenciones en saques de esquina y centros no muy bien defendidos por La Morita. El partido finalizó con una última jugada, falta a la altura del centro del campo a favor del Atlético Gachupín que invitaba a colocar la bola a la “olla” y así fue. Siete jugadores del Traviesas defendiendo la jugada contra cuatro del Atlético Gachupín (el que lanzó la falta no le dio tiempo a rematar y el portero optó por quedarse en su campo...) pues casi fue suficiente para que empataran ya que el balón, tras despeje con la coronilla de Fer, impactó en el travesaño gracias a que Ozo rozó con los dedos el balón lo suficiente para evitar la tragedia. El árbitro no quiso saber más del tema y pitó el final del encuentro.











